La iniciativa no solo amenaza a quien ofenda a Dios, o sea Alá, y su profeta Mahoma. Protege asimismo al Corán como un libro divino, a cada uno de los profetas antiguos (incluso a los que no reconocen como tales las minorías religiosas) y a todas las mujeres de Mahoma.
Al mismo tiempo el documento estipula que el maldiciente confeso que se arrepienta ante un tribunal "solo" pasará cinco años en prisión o pagará una multa establecida en 36.000 dólares. En caso de reincidir en el mismo delito, el acusado no podrá aspirar a ninguna indulgencia, y será condenado automáticamente a muerte.
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