Marshallsea estaba en una playa al norte de Brisbane, en el estado australiano de Queensland, cuando una sirena sonó para avisar que un tiburón se acercaba a la playa. El turista, apoyado por varias personas más, logró agarrar al escualo de casi dos metros por la cola y arrastrarlo lejos de la costa, donde jugaban los niños.
La hazaña fue grabada por un equipo de televisión local, que por casualidad se encontraba en la playa filmando otra historia. El video circuló por la mayoría de los medios de comunicación internacionales y le dio fama mundial a Marshallsea. Desafortunadamente, al mismo tiempo le dejó sin 'coartada' ante sus jefes: para irse de vacaciones había dicho en su oficina que estaba de baja.
Según Marshallsea, hace poco recibió una carta donde le informaron de que estaba despedido. "¿Dónde podré encontrar un nuevo trabajo? Aquí no hay mucha demanda para los que luchan contra tiburones", lamenta el hombre ante los medios locales.
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