Último minuto. Su equipo perdía. Corner a favor. Debía ir a buscar el empate... y fue. El arquero se la jugó, corrió hasta el área contraria pero no obtuvo el fruto deseado.
El rival armó una buena contra y podía liquidarlo pero no... él se subió a una ¡moto! que lo esperaba detrás del arco y volvió rapidísimo para cuidar sus tres palos.
Sucedió en Brasil en un partido entre amigos... ¿Qué hacés si te pasa a vos?
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