Patricia Lefranc, comienza el primer día del juicio, contra Richard Remes por intento de asesinato en Molenbeek-Saint-Jean, Bruselas.
Lefranc lo miró a los ojos y se dirigió al jurado diciendo “miren lo que ha hecho de mí”.
La víctima de 48 años y que tuvo 86 operaciones después del ataque, agregó: “Espero convencer al tribunal de que, efectivamente, me quiso asesinar”.
Se dice que Remes, de 57 años, ‘planeó el ataque con ácido sulfúrico después de que Lefranc terminara su relación de más de dos años’.
La mujer dijo que “el 01 de diciembre de 2009 fue el día que Remes finalmente destruyó mi vida”. “Estaba esperando por mí mientras salía del ascensor. Me rocía el ácido sulfúrico, por encima de mi cabeza y la parte superior del cuerpo”.
Además agregó que “él estaba convencido de que iba a morir, pero los vecinos de un edificio cercano escucharon mis gritos y lograron llevarme a la unidad de quemados de un hospital cercano, donde permanecí en coma durante tres meses”.
Lefranc, dijo: “Espero que Remes sea declarado culpable por intento de asesinato, además por asalto y agresión con tortura. No sólo quiso hacerme daño, me quería fuera del camino. Sólo espero que llegue a decirle a la corte lo que he experimentado, y cómo me dolía”.
“También me gustaría apelar a su esposa. Ella me pinta como una manipuladora que enganchó a su marido. Creo que eso es un insulto, una daga en la espalda”.
“Él dio el primer paso para empezar una relación, y tuve que llevarlo a su fin”.
“Pero mientras se resuelve el castigo no puedo olvidar que me condenó al dolor, tanto físico como psicológico, para toda la vida”.
Lefranc dijo que “los amigos de la escuela de mi hijo, regularmente se burlan de mi aspecto”. “Remes también arruinó mi vida como mujer”.
“Perdí la vista del ojo izquierdo, y la audición en un oído, el dedo anular derecho fue amputado, y la nariz deformada”.
“Pero sé que todavía tengo una veintena de operaciones más. El ácido me mutiló, es peor que un arma de guerra. Todavía me roe”.
“Durante tres meses voy a tener que usar una máscara para ocultar el enorme agujero en el medio de la cara. Sólo entonces pueden colocarme la prótesis definitiva”.
“Esa máscara se debe quitar para la limpieza diaria que lo hará una enfermera”.
Remes se disculpó por el ataque. Su defensa fue que ‘no se dio cuenta que el ácido sulfúrico tendría un efecto tan devastador’.
Remes era el conserje del edificio de apartamentos, en 2009 y dijo que ‘Me mudé con mi esposa e hijos al edificio en la avenida Sippelberg en 2006. Patricia ya estaba viviendo allí. Era el portero’.
“Ella me pidió dos o tres veces para hacer trabajos pequeños en su casa que ella no podía hacer. Un día, a principios de 2009, me ofreció un café. Fuimos a un hotel y comenzó nuestra relación”.
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