En 1833 se publica el libro “Historia de una pulga” de Louis Bertolotto, que es el primer documento histórico que hace referencia a este tipo de shows. En 1834 hace el debut en Broadway el espectáculo “The extraordinary Exhibition of the Industrious Fleas”.
Poco a poco van surgiendo nuevos circos, algunos de ellos se instalan en las grandes ciudades, en calles concurridas como el Regent Street de Londres, con sesiones que llegaban a alcanzar las 10 horas diarias.
A principios del siglo XX se hace difícil encontrar shows de estas características y uno de los entrenadores más populares es Hans Mathes, que utiliza pulgas vivas y las exhibe anualmente en el concurrido festival Oktoberfest de Munich. Curiosamente, su desaparición se debe a la extinción de la pulga humana, la más fuerte de todas y que podía hacer estas exhibiciones.
Paralelamente los ilusionistas toman el relevo y en algunos casos sus circos no utilizan insecto alguno, y radican en la habilidad del artista y a varios dispositivos eléctricos, magnéticos y mecánicos para convencer a la audiencia de su existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario