De los productores de ‘Lo que Scarlet bloqueó‘ y ‘Matar a un ruiseñor‘, nos llega una divertida comedia que dejará en mantillas a la delirante (esta vez sí que hablo de una película) ‘Nada que declarar‘. En Bélgica, la SABAM quiere cobrar derechos de autor a quienes leen libros a los niños. Sí.
Las formas empleadas nos llevan a pensar en más películas, esta vez con mafiosos de por medio. A ver quién sugiere un título para esta escena tan kafkiana. Se abre el telón, se ve a un inspector de SABAM que habla con la biblioteca del pueblo y le dice, agárrate los machos, que van a empezar a pasarle cargos porque saben que ahí dentro hay seres que se dedican a leer libros a los niños. Se cierra el telón.
Esto ha pasado en la biblioteca de Dilbeek, en Bélgica. Allí, dos veces al mes, se abren las puertas para que una decena de niños comiencen a introducirse de esta manera en el mundo de los libros. En la biblioteca ni siquiera tienen presupuesto para los cuentacuentos. Quienes leen libros a los chavales son voluntarios. La SABAM dice que sí, que todo eso está muy bien, pero que les piensa cobrar unos 250 euros anuales por las lecturas. Y se quedan más anchos que largos.
Y ahora, la frase que llevo en la cabeza todo el rato: ¿Pero es que nadie va a pensar en los niños?
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