La protectora es contraria al sacrificio de animales e ideó un carrito para que el can pudiese caminar. Hace siete años recibió un tiro en la zona lumbar que dejó sus patas traseras inútiles.
«Balto», el perro más querido de El Refugio (así lo confesó su presidente, Nacho Paunero), fue rescatado en abril de 2005 en Los Ángeles de San Rafael. Le habían pegado un tiro y la bala se le había quedado alojada en la zona lumbar. Sus patas traseras quedaron prácticamente inútiles.
La protectora El Refugio, contraria a los sacrificios, ideó una manera de mantenerlo «en marcha», con una especie de silla de ruedas para el perro, como se puede apreciar en la fotografía superior.
«Cada vida es un tesoro demasiado preciado como para que haya personas trabajando en protectoras animales que se erijan en jueces que deciden fría e indiscriminadamente quién debe vivir y quién no», manifiesta Paunero.
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