Aquel día McNamara estaba haciendo surf con sus amigos. Cuando llegó su turno, las olas subieron hasta unos 30 metros, recuerda un amigo: "Tomó la ola más grande que he visto en mi vida. Fue increíble. La mayoría en su lugar estaría asustado, pero Garrett tenía todo bajo control".
De esta forma McNamara logró batir su propio récord, establecido en 2011, cuando surfeó una ola de 24 metros.
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