martes, 12 de junio de 2012

El pueblo que fue invadido por pavos reales

Se pavonean por las calles de un pueblo cerca de Southport, con la cabeza bien alta y su abanico de plumas de cola brilla esplendoroso en la luz del día.

Los gatos y los perros corren a esconderse, los coches tratan de esquivarlos, los residentes están cerrando las puertas y ventanas, y aseguran los cultivos.

Algunos están equipados con pistolas de agua.

Los pavos reales llegan a la ciudad, y durante la noche hasta las primeras horas de la mañana, comienza la batalla.

Un residente encontró a un pavo real durmiendo en su local. Otro ve un par de ojos curiosos asomarse desde el techo a través de una claraboya.

En otras propiedades, los pavos reales picotean las frutas, los vegetales, y aplastan plantas valiosas durante el paso.

Por no hablar de sus necesidades que se encuentran en las calzadas, aceras, capós de automóviles y el césped.

La comunidad rural de Lancashire se convirtió en un refugio de los pavos reales, quienes van a la búsqueda de sus hembras.

Es un grupo de unos 15 pavos reales (que es el nombre colectivo para ambos sexos) y es la temporada de apareamiento.

Una de las mujeres que vive en el pueblo dijo: “Son absolutamente hermosos, pero son una molestia maldita sea. Ellos hacen un ruido horrible, toda la noche”.

“A veces estoy fuera persiguiéndolos con un plumero o el bastón de mi marido, pero no parecen asustarse en absoluto”.

“Hace dos semanas, un ruido me despertó a las 3:00 de la mañana, bajé las escaleras, agarré una jarra la llené de agua y se las tiré pero se quedaron mirándome. En otra ocasión, escuché el ruido de un choque salí y vi a un gran pavo real que había saltado al invernadero de un vecino y había pasado a través del cristal”.

“Están por todas partes. Algunos de nosotros tenemos pistolas de agua. Pensamos que sería una forma de asustarlos sin hacerles daño, pero no funciona bien. En el camino, se sientan y no se mueven. Los coches tienen que parar hasta que decidan levantarse”.

Otra mujer se quejó de que un pavo real le picoteó todo el auto’.

Algunos suponen que pertenecían a una granja cercana y que fueron abandonados cuando se mudaron los propietarios.

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